¿Acaso el mundo no es sino la sombra de una nube que, no bien el hambriento de sombra la anhela, se disuelve…? (Ibn al-Mu'tazz)



viernes, 5 de febrero de 2016

Presunción






A los que tenemos casa no nos importan
quienes carecen de techo.

A los que tenemos oficio no nos interesan
aquellos que no aprendieron.

A los que dormimos tranquilos no nos interfieren
quienes perdieron el sueño.

A los que tenemos un salario no nos afectan
los expropiados.

A los que hacemos del alimento un placer no nos gusta concebir
que muchos tengan dificultad para nutrirse.

A los que no carecemos de amor no nos atraen
los huérfanos de afecto.

A los que paseamos por los mismos espacios no nos concierne
el desasosiego de los trashumantes.

A los que no se nos niegan risas no nos alcanzan
los que las reprimen.

A los que nos consideramos saludables no se nos ocurre imaginar
siquiera el dolor de los desahuciados.

A los que nos ubicamos en un territorio que creemos firme no nos atañen
los expulsados de los suyos.

A los que se nos reconocen derechos no nos implican
quienes ignoran en su propia carne el valor del respeto.


Pero ¿quién de nosotros puede apostar que cuanto tenemos hoy
será un don que gozaremos siempre?




Imagen: Jakob Tuggener



16 comentarios:

  1. Nadie.
    Hoy estás en la cumbre y mañana te hayas en el más oscuro abismo. Estamos a merced del destino...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Destino que a veces lo labramos sin sospechar, otras que caminamos por él...Cada uno deberíamos sacar conclusiones más razonables.

      Eliminar
  2. Es imposible.
    Desconocemos el futuro , y el color de la fortuna o desgracia que nos esoera o aguarda.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Solo en cierto modo, me parece. Muchas veces vemos situaciones, cercanas o más alejadas, que si las analizamos podemos concluir que desestabilizarán nuestras vidas. Pero eso exigiría precisar más.

      Eliminar
  3. Justamente el año pasado gané ciertos dones que no poseía y que tampoco pensaba conseguir. No por eso ignoro a los que no los tienen pero sí es cierto que no me preocupo tanto de su falta.

    Cuando seamos nosotros mismos los desposeídos, entonces, prestaremos más atención.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Angustia pensar en llegar a ser nosotros los desposeídos. Muchos de los migrantes de los últimos meses no podrían sospechar hace unos años que les fuera a pasar lo que les ocurre ahora.

      Prestar atención cuando estemos peor ya no tiene mérito, ¿no?

      Eliminar
  4. Las bienaventuranzas en ejercicio de humildad. Grande.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya, no se me hubiera ocurrido lo de las bienaventuranzas a la contra. Podrían ser más largas. Gracias por la opinión.

      Eliminar
  5. Tot el que puja baixa, tot el que baixa puja.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De una manera u otra sí pasa eso. Bien en materia de salud o de dinero o de posesiones...al cien por cien nadie vive ni se va de rositas, aunque algunos casi.

      Eliminar
  6. Quien olvida lo fácil que es perderlo todo, tiene dificultades para ponerse en la piel de los demás.

    ResponderEliminar
  7. Algunos pretenden pasar por la vida sin mirar más lejos de su ombligo, pero la vida los mira a ellos y en algún momento les regalará su parte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No te quepa duda, RosaGp, el perímetro del ombligo suele disminuir con el tiempo, la edad, la vuelta de la vida.

      Eliminar
  8. Interesante la última pregunta. Para todos el futuro es neblina que aparece y puede desvanecerse, tampoco desesperarse o resignarse sirven de nada. Conclusión: poner a remojar nuestras barbas, cuando vemos pelar las del vecino, pues no hay certezas ni posibilidad cero de fracasos. Mi felicitación por este interesante decálogo.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una manera de desahogo, Loli. Tienes razón (razones) Gracias por opinar.

      Eliminar