¿Oyes ese dulce sonido de madrugada?
Dices: serán las olas que transportan
una orquesta
para nosotros dos.
Los arpegios, como pequeñas chozas,
alzan lentamente un paisaje donde habitemos.
Llévame donde no muera, digo
en un arranque enajenado
hundiendo mis dedos en la arena de tu piel.
hundiendo mis dedos en la arena de tu piel.
El océano no conoce las horas.
Llévame donde la muerte no tenga memoria,
insisto en mi caída.
Debe existir tal lugar.
*Fotografía de Martin Stranka
Cuando me halle en su playa, miraré de recordar eso de hundir los dedos en su arena. Hermoso de verdad.
ResponderEliminarGracias, G. Aunque no todo el mundo ve la playa de la misma manera.
Eliminarque bello el habitar de los que aman!
ResponderEliminarQué atentos se vuelven los sentidos. Para unos espacios, mientras se aleja uno de lo exterior.
EliminarLa mayor parte de las veces, nos conformamos con que sea la vida quien no tenga memoria.
ResponderEliminarPero sugiere mucho. Abrazos.
Inevitable esa presencia de la memoria siempre; pero no necesariamente hay que urgirla. A veces ¿no viene bvien ser unos desmemoriados? Muchas gracias.
EliminarUna súplica de confianza ciega en la persona amada.
ResponderEliminarPreciosa petición, aunque sea en un arranque enajenado.
Es la enajenación la característica de ciertas súplicas, de oraciones y de ritos. Antiguo como la Tierra. Ferviente como la Humanidad que la ha poblado.
EliminarEs un precioso poema de grito, de suplica, y afortunadamente de viaje compartido.
ResponderEliminarUn abrazo,
O simplemente de deseo insaciable. Gracias, Yo.
EliminarOjalá exista esa lugar.
ResponderEliminarbesos.
Fe para que exista tal lugar, incluso para los descreídos.
Eliminarel mar en la noche siempre nos hace poner nostálgica, anhelante de sueños imposibles, sólo el amado es capaz de guardar el recuerdo para que no muera.. el olvido es el mayor miedo de los amantes... hermoso poema... besos
ResponderEliminarEl mar en la noche es el misterio, el abandono de uno mismo, el estar a merced de lo más ignoto, lo que envuelve, se impone, el mundo de los seres fantásticos...El mar no sabe de olvidos.
EliminarGracias.
Bello, muy bello. Debe existir ese lugar donde la muerte no tenga memoria...
ResponderEliminarSi, tal vez exista. Si existe, me volveré creyente.
Abrazos.
¿Y si el triunfo de la muerte precisamente es ese, que la memoria no exista? Pero la humana. No quiero la memoria de la propia muerte, que es la más larga.
EliminarIncreible el texto
ResponderEliminarRecomenzar. ¿Por qué te parece increíble? Si solo es humano...
EliminarGracias por comentar.
Me encanta tu blog, escribes letras que se quedan dentro, se sienten. Y estás rodeada de unos poetas sublimes, inmensos, muy buena compañía.
ResponderEliminarUn poema desgarrador, rotundo, un grito de amor que sale de las entrañas. Preciosooo
Besotes y gracias por tanta lindeza
Cañailla, tal vez estar rodeado de esa corte intemporal y de excelente calidad ha sido lo que me ha llevado a conjurar la "envidia" con mis ejercicios.
EliminarPasa cuando gustes por este espacio. Un abrazo.
La muerte no tiene memoria. La muerte nos encuentra.
ResponderEliminarSaludos
En efecto, ni la tiene ni la tendrá, no es un ente y su manifestación no es meramente humana (luego nos ignora como especie elegida) sino que su cometido, acontecer o suceso biológico se da en cualquier otra especie donde hay vida.
EliminarA la muerte le importa un pito lo que seamos; en ese sentido es justiciera para nuestra visión de cultura humana. Saludos.
Hola, me gustó tu casa...
ResponderEliminarHoy hundí mis dedos sobre la nieve virgen, la sensación es de hacer algo irrepetible. Y grité, y sólo oí el silencio.
Cordial saludo
Pero...seguro que la nieve te hablaba, ¿no la oías? Seguro que tenía mucho que decir viniendo de donde viene.
EliminarGracias por parar aquí.
Qué bello poema, tan suave y elegante, Sombreado.
ResponderEliminarTe felicito por tu hermosísimo blog.
Volveré
Un abrazo fuerte
Ana
Por supuesto, pasa cuando gustes. Eres muy amable con tu opinión.
EliminarUn abrazo.
Yo tambien me enajeno y me pregunto si existe ese lugar.
ResponderEliminarYo creo que existe: a veces he estado: en ocasiones lo he habitado.
EliminarHola amigo, hace algún tiempo que soy seguidora de tus letras,pero me alegro que te hayas quedado en las mías.
ResponderEliminarUn buen poema donde me han gustado tus metáforas.
El amor vive en dos extremos,o enajenado o sereno.
Con ternura
Sor.Cecilia
Gracias por pasar por aquí, Cecilia. También el amor vive en la intensidad de la que aprende y no siempre aprehende, o acaso es más bien a la inversa. Pues las manifestaciones del depósito emocional de los hombres es hondo y bastante insondable.
EliminarCon amistad. Comenta libremente cuando gustes.
Gran poema.. Acabo de descubrir tu blog y de momento lo que he visto muy bueno.
ResponderEliminarun beso.
Paséate por él cuanto gustes, Anita.
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