¿Acaso el mundo no es sino la sombra de una nube que, no bien el hambriento de sombra la anhela, se disuelve…? (Ibn al-Mu'tazz)



miércoles, 1 de septiembre de 2010

Casida Sin

Las celosías de unos dedos

descorren tus labios cuando oyen que el siroco pronuncia un único nombre.

¿Quién crees que solicita al viento trasladar las cuitas de un corazón agitado?
El viento se revuelve y arrastra cuantos sonidos se originan
en la fricción del empeño por llegar a la ciudad dorada.

Entre tantos ecos destaca lo más frutal.
Aquello que madura y se ofrece para ser saboreado
cual si fuera la última cosecha.

Entreabre tu boca para recibir la llamada de otra boca.
Prepárate para engendrar el amor.

La turbulencia sorprende y su vórtice engulle a los que la desafían.

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