Un corro de niñas salta y juega y ocupa la calle
que asciende hacia los jardines del mirador.
Cuando llego a su altura el corro se abre para que pase,
mas cuando lo atravieso me atrapan en medio, lo cierran y cantan divertidas:
Éste es, éste es,
córtale el paso, detenle ya,
que pida permiso si quiere pasar.
Permanecen quietas, las manos entrelazadas y los corazones palpitantes.
Sus pómulos se iluminan de arrebol,
hay picardía en sus miradas y sus labios semicerrados
se muestran temblorosos como si se desvanecieran.
¿Qué debo hacer para poder salir?,
les digo con suave insolencia contenida.
Tienes que elegir a una de nosotras.
No puedes hablar ni señalar con el dedo.
No puedes detenerte ni hacer ningún gesto.
Sólo tienes que indicarlo con la mirada.
Nunca me había visto en tal apuro.
Giro sobre mí mismo mirando a cada una de ellas
cuyas risas empiezan a aflorar primero de modo tímido,
luego se erizan nerviosas y estallan agitadas.
Repentinamente el cerco se abre y todas las niñas
se descuelgan unas de otras y vuelven a cantar con gran clamor:
Ya eligió, ya eligió,
fuiste tú o acaso fui yo,
que siga su camino y llegue hasta el sol.
Dejo a mi espalda la infancia saltarina
y bendigo su alegría y su encantado atrevimiento.
Pero las letrillas de su canción se pegan a mis sienes y me hacen pensar.
¿Cuál será de ahora en adelante mi camino?
¿Qué sol alcanzaré?
*Fotografía de Angèle Etoundi Essamba
Este espacio, por tus letras, es mi lugar de paz. No imaginas cuánto te agradezco lo tengas creado.
ResponderEliminarPrecioso y tan sensible. Bs.
ResponderEliminarun deleite, como siempre
ResponderEliminarsaludos
Sofía, vaya, me alegro si te viene bien. Mi lugar de paz sigue estando debajo de una higuera. Y me viene de muy atrás.
ResponderEliminarEmejota. No sé, yo veía el corro y las niñas cantando en su lengua, tal vez la traducción no haya sido la más acertada, pero creo que por ahí iban los tiros. Es inquietante quedar atrapado en un corro infantil, y más si es solo de niñas.
ResponderEliminarOmar, el viajero se encuentra con lo que se encuentra, y no todo son pruebas de esfinge. Las hay más crudas.
ResponderEliminarHola amigo.
ResponderEliminarLas elegiste a todas, no hay opresión ,ataduras ni obstaculos en tu camino hacia el sol.
Tu infancia queda atrás,roto el círculo de la niñez y abierto a todo.
Es muy bello este Ghazal, casi lo he vivido leyéndolo. La libertad es el único camino.
Un abrazo
Genetticca. Curiosa interpretación la tuya.
ResponderEliminarCaminar hacia el sol es también correr el riesgo de enfrentarse con la fulminación. Los hombres solemos medir la luz y el calor justitos para nuestras necesidades de seguir en este mundo. Pero hay tanto de tentador en el símbolo. Lo has captado, sin duda.
Más interesante resulta el círculo de la iniciación que representan las niñas del ghazal. ¿Nos creemos haberlo dejado atrás? ¿No nos tienta cada día una reiniciación que nos haga de nuevo puros o simplemente nos otorgue la posibilidad de recomenzar? Se dirá que es un imposible, pero...
El viajero de esa ciudad que escribe a su modo y manera esos ghazales, expresa cantos de amor a todo lo que le rodea y va hallando. No todo le resulta nuevo, hay mucho de reencuentro. Y bastantes símbolos de recuperación.
Gracias por tu interés y por vivirlo. Un abrazo.
Dejarse atrapar por un juego que obedece al juego, a la belleza y a lo inmediato. Así la forma de tu poema también con un contoneo atávico enciende al ser que se presta al juego, recibe un candor que más tarde, batirá las alas. Al final preguntarse es la mejor opción, tal vez refiera al sentido, al estímulo en forma de alas. Esas alas que nos dan sombra. Me quedo un tiempo danzando. Me aparto y me hago la misma pregunta.
ResponderEliminarالسَّلاَمُ عَلَيْكُم
Sensibilidad escrita y sentida, seguro que alcanzarás el Sol más brillante, más dulce y cálido. Besos alados.
ResponderEliminarUn ritmo precioso que se cuela en todo el texto.
ResponderEliminarLa inocencia, los juegos, las risas, esa infancia saltarina que nos atrae por le pureza de sus corazones jóvenes, quizás bailen con el nuestro que, entre risas lo despierta.
Y como siempre se pregunta el viajero por su destino, ésta vez con un sol que irá iluminando su camino.
un abrazo.
ccRider. Si ese candor pudiera recuperarse ya en edades avanzadas de la vida...Si el círculo de ésta se ampliara ejercitando las preguntas...Tal vez sea esto lo que uno persigue.
ResponderEliminarGarcia, un abrazo.
Ah, Rider: también la paz contigo.
ResponderEliminarCampanilla. El viajero recorre la ciudad que se despliega dentro de sí mismo. Gracias por tus palabras estimulantes.
ResponderEliminarMariola. Supongo que todo es tan antiguo como la humanidad. Pero cada viajero tiene que comprobarlo por sí mismo. Entre aprendizajes que han quedado atrás, la memoria y los saberes, siempre relativos, pero nuevos.
ResponderEliminar...traigo
ResponderEliminarecos
de
la
tarde
callada
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
LA SOMBRA DE LA NUBE
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE TITANIC SIÉNTEME DE CRIADAS Y SEÑORAS, FLOR DE PASCUA ENEMIGOS PUBLICOS HÁLITO DESAYUNO CON DIAMANTES TIFÓN PULP FICTION, ESTALLIDO MAMMA MIA,JEAN EYRE , TOQUE DE CANELA, STAR WARS,
José
Ramón...
Original, delicioso, me ha encantado llegar a tus versos esta mañana
ResponderEliminarUn abrazo
Stella
Muy amabale, José Ramón, por tu poética presencia.
ResponderEliminarSaludo afectuoso.
Stella, y a mí me agrada que te hayan sentado bien.
ResponderEliminarUn abrazo sombreado.
Este texto es de los que hace meditar Jean, mucho.
ResponderEliminarGrande siempre, así escribes.
Y la imagen...
calmA, bueno, los granitos de arena son importantes para hacer un montoncito.
ResponderEliminarAgradezco tu estímulo sincero.
Tus versos son el camino trazado de la sensibilidad.
ResponderEliminarBesos.
Carla, es ponerse a andar, la sensibilidad sale al encuentro...
ResponderEliminarGracias, un abrazo.
Cuántas manos amigas, cuántos corros festivos. La sardana es un corro perenne, no sólo para niños que juegan sino para mayores que se acuerdan de ser niños.
ResponderEliminarClaro, Olga, está bien que lo recuerdes. Siempre tuve a la sardana por un símbolo de fraternidad. ¿Andaba descaminado? ¿No es la hermandad algo que se aprende de niños -más allá de los lazos de sangre- sin exigir un precio a cambio? En fin, pasaré a mejor vida sin haber bailado una sardana, supongo. Pero claro, hay que mamarlo.
ResponderEliminarke tierno, se puede palpar con ganas y sin esfuerzo, un abrazo!
ResponderEliminarGracias por comentar, SDemakrada, es un dato el que aportas interesante.
ResponderEliminarBienvenida. Vuellve cuando te apetezca.
Me ha encantado leerte... Tus letras son Poesía. Gracias por deleitarnos. Un abrazo.
ResponderEliminarDisfruta si te placen estas letras, Julie.
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