Me preguntas: ese lugar
¿es un espacio extenso o un rincón?
¿Un desierto o un vergel?
¿La hendidura de una roca donde refugiarse
o la casa edificada en lo alto del monte?
Tal vez no se trate de una superficie táctil
ni de una dimensión donde el éter nos ubique.
¿Y si el ámbito que buscamos
es simplemente el movimiento?
Sus leyes nos hacen estar y el tiempo desafía
la gravedad de las ciudades deseadas.
¿Puede aquello que en apariencia es lo más insignificante
ser habitado por los hombres impuros como yo?
Los que transcurren toda su vida sin conocerse
porque el conocimiento dispone sabiduría
pero también es una renuncia.
Una piedra o una brizna de hierba o un grano de arena
saben más de calor que los pies de un caminante.
Una gota contiene más perímetro
que un océano que se disuelve en su totalidad.
Una mirada amplía todas las medidas que habitamos
y cobija nuestras caídas.
Dices: es ahí donde quiero estar.
* Fotografía de Martin Stranka.