Si encontráis un caballito herido
ensortijad con caricias sus crines.
Dejad que su mirada de hontanar apacible
repose entre las estrellas.
Que los latidos de su fatiga
se acompasen en un nuevo corazón.
Que sus bufidos apagados
adquieran nuevos bríos.
Fuese antes mariposa o gacela,
¿qué vuelo, qué carrera
no tendrá anhelo en emprender
cuando sane de su caída?