Como el lugar donde reviven los recuerdos
y tu fuerza se disgrega batida por incertidumbres
sin saber por qué no perduró el amor
como la hora que interroga a tu silencio
la razón de que los días se volvieran tan amargos sin llegar
a territorio alguno donde habitar tu ámbito apropiado
como la mirada curiosa que viaja y te sugiere
si no será tan solo la prueba necesaria
el ensayo de que el hombre que crecía dentro de ti
no era una sombra
como la nueva imagen que se aproxima para acariciar tus sienes
arañadas por el antiguo ramaje de la melancolía
no sabiendo si alguna vez se encontrarán los dos rostros
que miran siempre hacia el otro lado
sin rebelarse contra el titiritero que se aferra a ti y te maneja
con habilidad de experimentado hacedor
así se muestra ella
tuya es la
noche
ten
* Fotograma de La condena, de Béla Tarr