la sombra de la nube: mayo 2015

viernes, 29 de mayo de 2015

Esto que alumbra. 1

¿Corría el río bocabajo?
Era un hortal la tierra
y la casa una venta antigua.

No sé si mis recuerdos lo son
o me los han contado.

Pero el aire se cruzaba
y la mujer recogía los frutos
mano a mano
cuando tembló su vientre.

Imagen: Frantisek Drtikol

¿Acaso el mundo no es sino la sombra de una nube que, no bien el hambriento de sombra la anhela, se disuelve…?

Estos versos del poeta abasí Ibn al-Mu’tazz son esenciales para comprender el latido de cada día y de cada corazón. Todo lo que acontece es efímero. La vida es pasajera. Nos es dado un tiempo, no siempre. Nos es concedido un espacio, no siempre. Nos cubre un cielo, no el mismo todos los días. Aceptar el límite no es abandonarnos ni renunciar.

Se puede vivir como si fuéramos hijos de la eternidad. De esa actitud nace la ficción. Se puede vivir como si fuéramos artesanos de la intensidad. De esa reacción surge el conocimiento y el placer. La brevedad, siempre relativa, no es motivo para desistir. Más bien es aliciente para prospectar y remover nuestro misterio íntimo. Ojo bien abierto para escudriñar las profundidades en las que nos recreamos. Es decir, en la mirada sobre el mundo volvemos a nacer y sorteamos la insensatez de la inercia.