Cuando el empedrado de nubes del amanecer se disipa
y la luz y las voces se hacen más enérgicas
la ciudad se edifica en sus quehaceres.
Día a día nace nueva, día a día abraza a sus moradorers, día a día envejece.
Las mujeres aguadoras regresan de las albercas donde llenan sus cántaros
y entre ellas intercambian sus cantos y sus guiños.
Las he visto en corros aprovisionándose con el tesoro de la tierra y del cielo.
El que sacia y refuerza. El que aligera y consagra.
El que recorre los rincones del cuerpo y purifica.
Ella estaba allí surgiendo del enigma.
¿Por qué te arrebatas ante mi presencia?
¿No ves que tu cántaro se desborda?
¿Qué fuerza hay en ti que las risas de tus compañeras no desvían tu desafío?
¿Qué pasión te consume que contrapones el fuego al agua?
Una voz oculta se abre paso con una letra que se extiende y canta:
No dejes que tu alcarraza se desborde.
Si él es a quien buscas ofrécele tu agua y que la pruebe contigo
pues el agua es un regalo que abre los otros dones.
Bríndasela, gacela, en las palmas de tu mano
y él beberá ansioso y torpe, pero sumiso,
y así habrás logrado amansar a la fiera que te acecha.
Ella se sintió aludida y sin dejar de mirarme
se resguardó entre el grupo que acompañaba el canto.
Y yo quedé confuso y extraviado.
Los rubores del amor, la inquietud del devaneo. Todo es hermoso en el amor,todo,entre un hombre y una mujer, ellos hacen la vida, ellos son los beneficiados del sol y del agua.
ResponderEliminarBello y tierno poema.
Me ha gustafo mucho.
Saludos
De lo cual me alegro, Genetticca. Lo desconocido atrae siempre a los amantes. El deseo de conocer lo que llevan dentro los aproxima.
ResponderEliminarQue la noche te acompañe.
Hacia un tiempo que no te visitaba, interesante poema, "compartir el agua". Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Lapislázuli. El agua, ese símbolo inmenso de los tiempos primigenios y de la necesidad. Ya sé que los hombres desde que inventaron el vino lo prefiren y utilizan como signo de consagración para la amistad y el amor. Pero el agua es más antigua y más imprescindible. El agua se puede beber directamente de la roca de donde mana o de unas manos oferentes. A través de ella conectas directamente con los elementos de la materia. También con los elementos humanos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un texto muy tierno y con un canto que eleva el espíritu, el agua ,principio de la vida, el agua, que alimenta el cuerpo y nuestra alma. Beber de unas manos amigas o enamoradas y conetar con la esencia de la vida!
ResponderEliminarLa última frase me ha encantado:
quedar confuso y "extraviado"-precioso.
un abrazo.
cuántas vivencias en un breve gazal, pareces recorrer episodios de la vida con tanta naturalidad que asombra,
ResponderEliminarsaludos
Mariola, bien te expresas y yo lo veo también así. El hombre que busca no está libre ni de la confusión, ni de la duda, ni de la pérdida. Son los gajes del oficio. Bendita agua, benditos elementos.
ResponderEliminarOmar, acaso son episodios que guardaba el sótano del subconsciente y que sólo salen a colación imaginando que hago un relato oral, rodeado de todos vosotros, los que tenéis la gentileza de pasar por aquí, y se cuenta en torno a un fuego vinculante en los relatos. Quién sabe.
ResponderEliminarEstimula tu opinión libre. Cordial.
DE BELEN A LA CRUZ
ResponderEliminarhttp://visceral-genetticca.blogspot.com/
Gracias, G.
ResponderEliminarMis mejores deseos y felicitaciónes para estas próximas fiestas
ResponderEliminarUn abrazo
Stella
Stella, acepto tus deseos y felicitaciones si son para todo el año y sin necesidad de que medien rituales efímeros. Con toda mi sinceridad, un abrazo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
ResponderEliminarPor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
Pues bienvenida, Pérfida. Paséate cuando gustes por este espacio abierto. Saludos.
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