Aunque el maestro haya estimulado mi mano
y puesto alas a mis pensamientos, ¿por dónde empezar a escribir?
Multitud de imágenes me persiguen, unas lejanas en el tiempo
y otras agitadas entre el curso de los días que nos ocupan.
¿Qué debo relatar que merezca la pena y nutra mi imaginación?
¿Los recuerdos placenteros que rescatamos de un mundo que desapareció?
Demasiado bellos para no mancharlos con la tinta de la distancia.
¿Debo escribir sobre los acontecimientos vividos por las gentes,
tras conocer la angustia de sus esfuerzos y los sinsabores de sus fracasos?
Agradecerían que alguien hablara por ellos con cualidad profética
para saber y comprensión de las generaciones venideras.
¿Me pongo a narrar simplemente las historias que ya se han contado,
aquéllas que me cautivaron de boca de los viajeros en tránsito?
Sería reescribir sobre lo sabido y divagar
aunque la tentación de recrear historias ya descritas sea fuerte.
¿O mi intención debe fluir como lo espontáneo,
copiando de la inercia del aire,
copiando de la inercia del aire,
de la volatilidad de las semillas y del modesto flujo de las acequias?
Cuesta despertar cada mañana haciendo como que la vida no nos afectara.
Acaso escribir sea vivir paralelamente y derivar a través de las palabras
la energía y la violencia que se rozan en nuestro interior.
Lo fácil sería callar o hablar del silencio,
como hacen quienes ponen el cálamo al servicio de los poderosos.
Mas, ¿cómo reconduciría el desorden de las letras que hierven dentro de mí?
*Imagen de Manuel Boix
Escribi lo que te plazca, yo seguire por aqui. Un abrazo
ResponderEliminarEs lo más difícil: reconducir el desorden, de ahí que a veces salga de nosotros lo más tonto. Quizás para no enfrentarnos con la realidad.
ResponderEliminarSaludos.
Cuesta a veces tomar una determinación.Te entiendo perfectamente. Pero cuando esto sucede sucede por algo, entonces, ya no preguntes, siéntate en calma.
ResponderEliminarPienso que el maestro copiaría del aire, de las semillas, del flujo de las acequias, nos conduciría con el silencio a dejarnos fluir para que escapen las palabras que hierven dentro de nosotros con la forma que quieran poseer, esa forma que sin saber ya esás fraguando en tu interior.
un beso .
Lapislázuli, seguiré tu recomendación, seguiré mi instinto. Gracias por seguir.
ResponderEliminarIsabel, nada fácil reconducir el desorden. ¿No será más bien que somos nosotros quienes hacemos virguerías para caminar a través de él?
ResponderEliminarTienes razón en lo de rehuir enfrentarnos con la realidad...
Saludos.
Mariola, lo digieres y lo expresas mejor que el escribiente. Pero cuán difícil es mantener la calma, contemplar antes de actuar o incluso no actuar con torpeza. Misterios de la vida de cada ser. Lo que disponemos tímidamente entre nuestras manos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si: escribir es vivir una o mil vidas paralelas,casi como leer.
ResponderEliminarLa diferencia es que si leemos,espiamos esas vidas de otros.
Besos!!!!
La verdad yo no me dedico a escribir, pero imagino que es la historia quien escoge al escritor.
ResponderEliminarSildelsur, bienvenida. El hilo que genera la lectura, la telaraña que construimos y el laberinto en que nos movemos hacia lo incierto. Eso es, tal vez, escribir. Gracias por estar.
ResponderEliminarSonja. No sé si las historias son lluvia, lenguas de fuego o caricias. No sé si eligen al escribidor o lo desdeñan, si lo toman y luego le abandonan impunemente. Pero hay seres imaginativos que quedan preñados de los sucesos de la vida y hacen crecer las palabras.
ResponderEliminarGracias por pasarte, vuelve cuando gustes.
Escribir nos libera, y a la vez nos atrapa ...
ResponderEliminarEs una espiral en la que no siempre encontramos sentido a los lugares y pensamientos por los que se divaga, pero siempre podemos descubrir o re~ descubrir todo aquello que quedó pendiendo de los filamentos del alma.
Por mucho que lo intentemos las letras brotan solas y según escribimos, ellas nos describe. Son como un sello y marca que viaja con nosotros.
Un salud✴
No olvides el esfuerzo...y el bagaje que lleve cada cual.
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