Me he refugiado entre la fronda a la orilla de un lago
Ante la acechanza conviene guardar calma y proveerse de paciencia.
El tiempo devuelve con creces su propia expresión a quien sabe esperar
y enriquece la fortaleza del ser.
A la caída del sol las olas emitían destellos como zafiros
y me he sumergido entre la abundante caligrafía de las aguas profundas,
creciéndome al compartir sus silencios y su morosidad.
Mi admiración se fortalece con lo inesperado y enriquece mi bagaje.
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