Nos acosa el viento desde todos los ángulos del vacío
con sus rugidos de fiera despiadada.
A fin de no desorientarnos fijamos nuestros cuerpos a la caravana inmóvil.
Recogidos en las túnicas protegemos cada palmo de los rostros.
El desierto se levanta salvaje cegando las miradas.
Las arenas cambian de posición grano a grano inexorablemente.
Donde hay una duna mañana será hondonada.
Donde se muestra un llano otro día aparecerá un montículo.
Donde se erige un matorral se alzará una cúpula incandescente.
Así, grano a grano, partícula a partícula, la tierra se forma y se descompone
desequilibrando nuestra andadura imperfecta.
Es el momento de refugiarse en los pensamientos que dan fuerza.
Es la ocasión para enfriar las ansiedades.
Es el acontecimiento silencioso a través del cual te evoco.
En este arrobamiento encuentro la paz. Doy gracias
al vigor de los elementos que procuran tu permanencia en mi.
Maravilloso.
ResponderEliminarAbrazos
Ana Muela Sopeña. Bienvenida y recréate por este espacio intemporal.
ResponderEliminarQueda con tu palabra.